24/5/13

Al final conseguí dormirme

Continúa y acaba aquí mi transcripción de parte de las reflexiones de Horace Holly --tercer protagonista y narrador de la historia de Ella-- en su primera noche en tierra firme tras ser rescatado de los pantanos por una tribu de caníbales y mientras es escoltado hasta los dominios de La Que Debe Ser Obedecida. Habla Horace Holly: "¡Qué gran cosa sería desechar este ropaje terrenal, haber terminado para siempre con estos terrenales pensamientos y esos miserables deseos! ¡No ser empujados más hacia este lado y hacia el otro por fuerzas que están más allá de nuestro control! Sí, deshacernos de esas cosas, haber terminado con los lugares malolientes y espinosos del mundo, y, al igual que estos puntos rutilantes que veo sobre mí, descansar en lo alto arropados por siempre por el brillo de nuestro mejor yo -- deponer nuestra pequeñez en la vasta gloria de nuestros sueños, en ese invisible pero envolvente Bien, del cual proceden toda la verdad y toda la belleza. (...) Estos y otros muchos pensamientos parecidos pasaron por mi mente esa noche, hasta que que al final conseguí dormirme, un hecho por el que cualquiera que lea esta narración, si es que alguien la lee nunca, puede muy probablemente sentirse agradecido."

19/5/13

Persiguiendo burbujas

Continuación de las reflexiones de Horace Holly, el narrador de la extraña historia de Ella:

«El pleno conocimiento no es para el hombre tal como el hombre es aquí, porque sus capacidades, que él tiende a creer muy grandes, son en realidad sólo pequeñas. El vaso está pronto lleno, y si una milésima parte de la indecible y silenciosa sabiduría que dirige el rodar de esas brillantes esferas, y la Fuerza que las hace rodar, entrara en él, se rompería en fragmentos. Quizá en otro lugar y en otro tiempo las cosas puedan ser de otra manera, ¿quién puede decirlo? Aquí, el destino del hombre nacido de la carne es sólo sobrevivir en medio de duro trabajo y tribulaciones, persiguiendo las burbujas movidas por la Fortuna, a las que él llama placer, y sentirse agradecido si antes de estallar permanecen un momento en su mano. Y cuando la tragedia ha sido ya representada y llega su hora de morir, pasar humildemente sin saber adónde.»

18/5/13

Ella, La que Ha de Ser Obedecida

Ella, una gran novela de aventuras y metafísica, de H. Rider Haggard, fundador del género llamado, después, Mundos Perdidos.

«Me tendí y contemplé las estrellas salir por miles, hasta que todo el inmenso arco del cielo estuvo sembrado de puntos rutilantes, ¡y cada punto era un mundo! Una vista gloriosa a través de la cual bien podría el hombre medir su propia insignificancia. Pronto dejé de pensar en ello, porque la mente desfallece fácilmente cuando se esfuerza en contender con lo Infinito y seguir las huellas del Todopoderoso en su andar de esfera en esfera, o deducir Su propósito a partir de Sus obras. Tales cosas no son para ser conocidas por nosotros. El conocimiento es para los fuertes, y nosotros somos débiles. Demasiada sabiduría podría quizás cegar nuestra visión imperfecta, y demasiada fuerza, embriagarnos y sobrecargar nuestra frágil razón, hasta hacerla caer y ahogarnos en las profundidades de nuestra vanidad.»

«Porque, ¿cuál es el primer resultado del aumento del conocimiento en el hombre, obtenido del libro de la Naturaleza a través del persistente esfuerzo en su observación miope? ¿No es acaso, en demasiadas ocasiones, el de hacerle dudar de la existencia de su Hacedor, y de la existencia de algún propósito inteligente más allá del suyo propio? La verdad nos está velada porque no podemos levantar los ojos a su gloria, más que podemos levantarlos al sol. Nos destruiría.» (Comparar con lo que se dice en ese mismo sentido en la Consolación de la Filosofía).

13/5/13

Cartas Morales

Lucius Annaeus Seneca: Cartas Morales a Lucilio en tres volúmenes: vol. I, 467 pp.; vol. II, 479 pp.; vol III, 462 pp. Edición bilingüe Latín - Inglés (Loeb Classical Library). Lectura escogida. Ver notas sobre lecturas escogidas.

11/5/13

Praemissus Est - Enviado delante

De las Cartas Morales de Séneca: 12. Praemissus Est: Disfrutemos ávidamente de nuestros amigos, porque durante cuánto tiempo podremos hacerlo, no lo sabemos (ideo amicis avide fruamur, quia quamdiu contingere hoc possit, incertum est). Pensemos cuan a menudo les abandonaremos en nuestros viajes a lugares lejanos, y cuan a menudo, aun residiendo en el mismo sitio, dejaremos de verles: así entenderemos más haberles perdido mientras estaban vivos (cogitemus, quam saepe illos reliquerimus in aliquam peregrinationem longinquam exituri, quam saepe eodem morantes loco non viderimus: intellegemus plus nos temporis in vivis perdidisse) ... Meditemos contínuamente tanto en nuestra mortalidad como en la de aquellos a quienes estimamos (itaque assidue cogitemus tam de nostra quam omnium, quos diligimus, mortalitate) ... Considera, no sólo que todas las cosas son mortales, sino también que su mortalidad no está sujeta a leyes fijas: todo lo que puede suceder algún día, puede suceder hoy (nunc cogita omnia et mortalia esse et incerta lege mortalia: hodie fieri potest quidquid umquam potest) ... Pensemos, por tanto, estimado Lucilio, que pronto llegaremos nosotros adonde este amigo al que lloramos ha llegado (cogitemus ergo, Lucili carissime, cito nos eo perventuros quo illum pervenisse maeremus). Y quizás, si es cierto el rumor que circula entre los sabios, y algún lugar nos acoge, entonces aquel a quien creemos haber perdido, sólo ha sido enviado delante (et fortasse, si modo vera sapientium fama est recipitque nos locus aliquis, quem putamus perisse, praemissus est). (Séneca, Ep. lxiii)

6/5/13

Animum Componamus - Ajustemos nuestra mente

De las Cartas Morales de Séneca: 11. Animum Componamus: Antes de hacerme viejo, intenté vivir bien; siendo ahora viejo, intentaré morir bien; pero morir bien significa morir felizmente (ante senectutem curavi, ut bene viverem, in senectute, ut bene moriar; bene autem mori est libenter mori). Tú procura no hacer nunca nada en contra de tu voluntad (da operam, ne quid umquam invitus facias). Lo que va a ser obligatorio si opones resistencia, no es una obligación si lo deseas (quidquid necesse futurum est repugnanti, volenti necessitas non est). Lo que quiero decir es esto: aquel que sigue los mandatos con una mente contenta, escapa de la parte más amarga de la esclavitud, que es hacer lo que uno no quiere hacer (ita dico: qui imperia libens excipit, partem acerbissimam servitutis effugit, facere quod nolit). No es infeliz quien hace lo que se le ha ordenado, sino el que lo hace contra su voluntad (non qui iussus aliquid facit, miser est, sed qui invitus facit). Así pues, ajustemos nuestra mente a desear lo que sea que la circunstancia exija de nosotros (itaque sic animum componamus, ut quidquid res exiget, id velimus), y principalmente a pensar en nuestro final sin tristeza (et in primis ut finem nostri sine tristitia cogitemus) ... Si hemos vivido el tiempo suficiente o no, no lo determinan los años ni los días, sino nuestra mente (ut satis vixerimus, nec anni nec dies faciunt, sed animus). (Séneca, Ep. lxi)

--- ---
Notas latinas: operam dare ut: 'procurar que', 'esforzarse en'; operam dare ne: 'procurar que no', 'esforzarse en que no'; necesse adj. indecl. 'inevitable, obligatorio', compono: 'ajustar, adaptar, concertar'.

3/5/13

Quod Cotidie Fit - Lo que sucede cada día

De las Cartas Morales de Séneca: 10. Quod Cotidie Fit: Todo lo que vemos y tocamos no lo cuenta Platón entre aquellas cosas que considera propiamente existentes, pues fluye, y está en disminución y aumento constantes (quaecumque videmus aut tangimus Plato in illis non numerat quae esse proprie putat; fluunt enim et in assidua deminutione atque adiectione sunt). Ninguno de nosotros es el mismo en la vejez que el que fue cuando era joven; ninguno será el mismo mañana que el que era ayer (nemo nostrum idem est in senectute qui fuit iuvenis; nemo nostrum est idem mane qui fuit pridie). Nuestros cuerpos son llevados a la manera de los ríos y corrientes (corpora nostra rapiuntur fluminum more). Todo lo que ves, vuela con el tiempo; ninguna de las cosas que vemos, permanece; yo mismo, mientras estoy hablando acerca de los cambios en las cosas, he cambiado (quidquid vides currit cum tempore; nihil ex iis quae videmus manet; ego ipse, dum loquor mutari ista, mutatus sum) ... Por esto me admiro de nuestra necedad al estimar en tan gran medida algo tan fugaz como nuestro cuerpo, y temer que algún día moriremos, cuando cada momento significa la muerte de nuestro estado anterior. ¿Quieres dejar de temer que suceda una vez lo que sucede cada día? (et ideo admiror dementiam nostram, quod tantopere amamus rem fugacissimam, corpus, timemusque ne quando moriamur, cum omne momentum mors prioris habitus sit: vis tu non timere ne semel fiat quod cotidie fit!). (Séneca, Ep. lviii)