21/4/14

Una fuerza fuerte sobre la Tierra

"Porque la Mujer, en su aparente fragilidad, es la fuerza más fuerte sobre la Tierra. Es el timón de todos los asuntos humanos; se presenta en muchos aspectos y llama a muchas puertas; es rápida y paciente, y su pasión no es ingobernable, como la del hombre, sino que la puede dirigir suavemente hacia donde ella quiere y, según la ocasión, puede darle libertad o refrenarla. Tiene el ojo de un capitán, y fuerte ha de ser la fortaleza del corazón en la que ella no encuentre un sitio de ventaja. ¿Tu sangre late velozmente en tu juventud? La suya correrá más, y no se cansará en sus besos. ¿Estás inclinado a la ambición? Ella te mostrará los caminos que llevan a la gloria. ¿Estás cansado y exhausto? En su seno tiene consuelo. ¿Te has caído? Ella te puede levantar, y en la ilusión de tus sentidos, dorar la derrota con un triunfo. Sí, Harmachis, ella puede hacer estas cosas porque la Naturaleza lucha siempre a su lado; y mientras las hace, puede engañar, y formar un propósito secreto en su corazón en el que tú no tienes parte. Y así, la Mujer gobierna el mundo. Por ella se hacen guerras; por ella emplean los hombres su energía en reunir bienes; por ella obran bien y por ella obran mal, y buscan la grandeza para encontrar el olvido. Pero ella sigue sentada allí, como la Esfinge, y sonríe; y todavía nunca nadie ha descifrado todo el secreto de su sonrisa. ¡No, no te burles, Harmachis! Porque grande ha de ser ciertamente quien pueda desafiar el poder de la Mujer; un poder que presiona por todo alrededor, invisible como el aire, y que a menudo es más fuerte cuando menos lo descubren los sentidos." (De Cleopatra, H. Rider Haggard).

19/4/14

Qué tenemos aquí


'¿Qué importa, Harmachis? ¿Es la vida tan dulce, entonces? ¿Tan suavemente nos acoge la pedregosa cama de la Tierra? ¿Son las amarguras y tristezas en su totalidad algo tan pequeño y escaso? ¿Respiramos aquí un aire tan divino como para tener miedo de enfrentarnos al pasar de nuestro aliento? ¿Qué tenemos aquí, más que esperanzas y recuerdos? ¿Qué vemos aquí, más que sombras? ¿Tendremos miedo, entonces, de pasar adonde hay Cumplimiento, donde los recuerdos se pierden en su propia fuente, y donde las sombras mueren en la luz que las proyectó?'. (Cleopatra, H. Rider Haggard)

11/4/14

Promover y seguir

Prácticamente todos los seres humanos, si se nos consulta individualmente, estamos idealmente a favor de la concordia, la fraternidad de los hombres, y la armonía universal. No obstante, podemos ver como nuestros dirigentes y los medios de comunicación están promoviendo activamente, contínuamente, cada día, justo lo contrario, es decir, la discordia, la división y el enfrentamiento entre nosotros. Podríamos preguntarnos, uno, ¿por qué hacen esto? Y dos, ¿por qué nosotros les seguimos?

Nolentem Trahunt

De las Cartas Morales de Séneca: 31. Nolentem Trahunt: A quienes siguen voluntariamente el destino les lleva; pero a quienes se resisten les arrastra (ducunt volentem fata, nolentem trahunt) . . . Que el destino nos encuentre preparados y dispuestos (paratos nos inveniat atque impigros fatum). Quien a él se entrega es un alma grande (hic est magnus animus, qui se ei tradidit); por contra, pequeño y degenerado es aquel que se opone, y piensa mal del orden del universo, y quisiera antes reformar a los dioses que a sí mismo (at contra ille pusillus et degener, qui obluctatur et de ordine mundi male existimat et emendare mavult deos quam se). (Ep. cvii)

3/4/14

Ducunt Volentem Fata

De las Cartas Morales de Séneca: 30. Ducunt Volentem Fata: Nuestra mente debería ajustarse a esta ley [natural], a ella debería seguir, a ella, obedecer (ad hanc legem animus noster aptandus est; hanc sequatur, huic pareat). Y todo lo que suceda, que piense que había de suceder, y no quiera criticar a la naturaleza (et quaecumque fiunt, debuisse fieri putet nec velit obiurgare naturam). Es mejor aceptar buenamente lo que no puedes corregir, y sin quejas secundar a Dios, bajo cuya guía todas las cosas progresan (optimum est pati, quod emendare non possis, et deum, quo auctore cuncta proveniunt, sine murmuratione comitari) . . . A quienes siguen voluntariamente, el destino les lleva; a quienes no quieren seguir, les arrastra (ducunt volentem fata, nolentem trahunt). (Ep. cvii)