23/7/14

Una Mirada a la Vida Pastoral


'Ésta', dijo el poeta, 'es la vida que a menudo ha sido alabada por su inocencia y tranquilidad; pasemos, pues, el calor del día entre las tiendas de los pastores y sepamos si todas nuestras búsquedas [acerca de la elección de la mejor forma de vida] no han de terminar en la simplicidad pastoral'.

La propuesta agradó a todos; y animaron a los pastores, por medio de pequeños regalos y preguntas familiares, a decir la opinión que tenían de su estado y forma de vida. Eran tan toscos e ignorantes, tan incapaces de comparar lo bueno y lo malo de su profesión, tan confusos en sus explicaciones y descripciones, que muy poco pudieron averiguar de ellos. Pero era evidente que sus corazones estaban corroídos por el descontento; que consideraban que estaban condenados a trabajar para el lujo de los ricos, y miraban con estúpida malevolencia a quienes por encima de ellos estabas situados.

La princesa declaró vehementemente que nunca toleraría que esos salvajes envidiosos fuesen sus compañeros, y que no tenía ningún deseo de volver a ver por ahora más especímenes de rústica felicidad. Pero no podía creer que todas las noticias sobre placeres primigenios fuesen sólo fábulas, y dudaba que hubiera nada en la vida que pudiera ser preferido con justicia a la plácida satisfacción de los campos y los bosques.

Del capítulo 19, Una Mirada a la Vida Pastoral, de la Historia de Rasselas, Príncipe de Abisinia, de Samuel Johnson.

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